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Jr. Estados Unidos 838. Jesús María.
Lima, Perú.

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Frente a los pies de la Virgen de Coromoto y en compañía de cientos de migrantes venezolanos, el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo presidió una emotiva Misa por la paz, la justicia y la democracia en el país hermano de Venezuela.

El Primado del Perú hizo un llamado a buscar soluciones pacíficas con imaginación y perspicacia, siempre bajo la inspiración del Señor. «La paz es aquella que construimos de forma inteligente, no con violencia», acotó.

En medio de tiempos de profunda dificultad para la comunidad venezolana, la Basílica Catedral de Lima se convirtió en el punto de encuentro de cientos de hermanos y familias migrantes, quienes acudieron masivamente para participar de la Eucaristía del domingo XVIII del Tiempo Ordinario. En su homilía, el arzobispo de Lima recordó que, a través de la oración, el Señor nos inspira a «ir a lo profundo de lo que está sucediendo, recuperar fuerzas y alentarnos entre todos».

El Prelado explicó que los signos que nos ha dejado Jesús no son actos mágicos que resuelven las cosas inmediatamente, sino que fueron dados para compartir y comprender la maravilla de la solidaridad. Por eso, el Evangelio de hoy (Jn 6, 24-35) nos inspira a actuar solidariamente con los que más sufren, como es el caso de nuestros hermanos venezolanos y todos aquellos que afrontan una situación de tragedia, dolor y muerte.

El obispo aseguró que los verdaderos testigos de la fe cristiana no pueden recurrir a métodos contrarios a la paz, por lo que es indispensable que, como Iglesia y sociedad, emprendamos un camino en común en el que haya espacio para todos y donde podamos conversar, escucharnos, discutir y pensar juntos en el futuro. Y agregó: «En la Fratelli Tutti, el Papa Francisco nos ha dicho que todos somos importantes y que las futuras crisis de la humanidad se pueden resolver con el concurso de todos».

Aunque la realidad pueda parecer dura y desalentadora, Monseñor Castillo sostuvo que la esperanza es un don de Dios que nadie nos puede arrebatar: «Esperamos un futuro prometedor y esperanzador porque ya estamos avanzando en una cosa: hemos logrado un consenso muy amplio y hemos contagiado la solidaridad en el mundo. Eso es lo que están logrando ustedes, ese hermanamiento que nos llevará a poner el punto sobre las íes en el momento adecuado y justo», reflexionó.

Que en esta oración comunitaria, el Señor pueda dotar a todos nuestros hermanos venezolanos de la imaginación, la perspicacia y la sabiduría necesarias para encontrar soluciones justas.

En otro momento, representantes de distintas comunidades venezolanas entregaron sus ofrendas y un grupo de niños hizo lo mismo con la bandera nacional. Durante la Eucaristía se leyeron los nombres de los 22 fallecidos que ha dejado las protestas en Venezuela.

Después de la bendición final y flameando sus banderas, se entonó el himno nacional de Venezuela.

Como se recuerda, en todas las parroquias de la Arquidiócesis de Lima se viene realizando una jornada de oración en solidaridad con el pueblo de Venezuela, especialmente, con todos los afectados por los maltratos y muertes de los últimos días.

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