En el marco de la reunión de la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común (RUC), que se desarrolla en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, el cardenal Carlos Castillo, arzobispo de Lima, tuvo una destacada participación reflexionando sobre el rol de la universidad en el contexto de la crisis ecológica y en preparación hacia la COP 30, que se realizará en noviembre de 2025 en Belém do Pará, Brasil.
La reunión se realiza a los diez años de la publicación de la encíclica Laudato Si’, con el objetivo de profundizar en los conceptos de “deuda ecológica” y “esperanza pública”. En este contexto, el cardenal Castillo ofreció una intervención centrada en la necesidad de repensar los modelos de conocimiento y de convivencia con la naturaleza, denunciando los límites de una visión moderna que pretende que “el pensamiento domina la existencia”.
“El pensamiento ayuda a la existencia, pero no puede dominarla, pues la existencia es mucho mayor que el conocimiento”, afirmó el purpurado. Señaló que el modelo de desarrollo moderno ha promovido una relación subjetiva y utilitaria con la realidad, que lleva a dominar la naturaleza sin escucharla ni comprenderla profundamente.
Castillo advirtió sobre el riesgo de que la universidad pierda su capacidad de comprender la complejidad del mundo real si se encierra únicamente en parámetros teóricos. Frente a eso, propuso recuperar la intuición y la sabiduría como elementos fundamentales en la elaboración del conocimiento, abriendo la posibilidad de una verdadera “admiración por la realidad”, como sucedió cuando nacieron las ciencias sociales ante los grandes movimientos populares.

El cardenal también destacó el valor de las cosmovisiones indígenas en el cuidado de la creación, y propuso establecer vínculos vivos y cercanos entre las universidades y los pueblos originarios. “No se trata solo de estudiar sus pensamientos, sino de vivir experiencias comunes que permitan un aprendizaje mutuo. La experiencia compartida es lo fundamental”, subrayó.
En su mensaje, hizo un llamado a la juventud universitaria a comprometerse más sistemáticamente en experiencias de voluntariado y contacto directo con los sectores más afectados por la crisis ecológica. Castillo explicó que “los pueblos que sobreviven en los ambientes más difíciles lo hacen porque saben devolver a la naturaleza lo que reciben de ella. Son modos de existencia sabios que podrían inspirarnos a todos”.
En vista de los desafíos que plantea la tecnología contemporánea, como la Inteligencia Artificial, el arzobispo de Lima expresó su preocupación por una posible pérdida de la intuición humana. Citando al Papa y a pensadores como Yuval Harari, alertó sobre los riesgos de una sociedad que corre sin detenerse a pensar y que puede terminar dominada por lógicas técnicas sin sentido humano.