Tres casas dedicadas a la práctica de ejercicios espirituales se convertirán temporalmente en un centro de alojamiento donde las personas contagiadas con el COVID-19 puedan pasar su cuarentena. Este es el resultado de un acuerdo firmado el pasado miércoles 15 de abril entre la Diócesis chilena de Talca, dueña de las instalaciones, y las autoridades sanitarias de la región del Maule, cuya capital es Talca.
Según la Conferencia Episcopal de Chile, el convenio fue firmado por Don Felipe Martínez, ecónomo del Obispado de Talca, y el Dr. Luis Jaime Gaete, director del Servicio de Salud de Maule. El documento señala que las instalaciones que se pondrán a disposición serán la Casa Rauquén de Curicó (antiguo Seminario San Pablo), la Casa Joc y la Casa San Alberto Hurtado, ambas ubicadas en la ciudad de Vilches. Las tres viviendas suman un total de unas 140 habitaciones.
“Desde el primer momento de esta emergencia nos preguntamos cómo podíamos contribuir como Iglesia, y pusimos a disposición del Gobierno Regional del Maule las casas de retiro que posee la diócesis, pensando que podrían ser buenos lugares para que personas enfermas pudieran tener los cuidados que requieren, quedando a criterio de lo que el Servicio de Salud del Maule determine. Esta casas están muy aisladas, por lo que son óptimas para que las personas puedan vivir su cuarentena de manera segura para ellos y para el resto de la población”, comentó el Obispo Galo Fernández Villaseca, Administrador Apostólico de la Diócesis de Talca.
Por su parte, el Dr. Luis Jaime dijo que este acuerdo la carga de trabajo. «No permite descongestionar los hospitales, para que las personas que no tienen una red de apoyo social y no tienen un lugar donde pasar esta cuarentena, vayan a estos lugares que hemos adaptado. El Obispado nos presta estos edificios y nosotros nos encargamos de la comida y del personal sanitario para tratarlos, mientras dure esta cuarentena», concluyó.