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A vísperas de celebrar la Navidad y a días de recibir el Año 2025, compartimos el mensaje del Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM, quien nos que «nos convirtamos en constructores de paz y reconciliación. Que en cada persona, en cada hogar peruano, en cada familia, el nacimiento de nuestro Salvador lleve alegría, felicidad y paz, e ilumine las decisiones y acciones que nos lleven hacia un Perú más justo y solidario».

A continuación, el Mensaje Completo

MENSAJE NAVIDEÑO 2024

Apreciados hermanos y hermanas.

1. En esta Navidad, conmemoramos la Encarnación de Cristo, Dios que se hizo hombre, habitó en medio de nosotros y camina con nosotros. Y los Ángeles cantan: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” (Lc 2,14).

2. El nacimiento de Cristo marca la historia en un antes y un después; su Evangelio nos ofrece un camino, una forma de vida, que nos invita a optar permanentemente por la verdad, la luz, el respeto a la persona y su dignidad, la solidaridad y el bien común. Asimismo, nos convoca a erradicar la oscuridad, el mal, la injusticia, la corrupción y el atropello a las personas, comprometiéndonos a tomar decisiones firmes y responsables.

3. Recibimos esta Navidad, constatando que nuestro amado Perú atraviesa una etapa de gran complejidad, caracterizada por el deterioro de sus valores y una cultura arraigada en la mentira y en la corrupción, generando desconfianza en las instituciones del Estado, inestabilidad política y divisiones internas. Esta realidad nos invita a promover un cambio social, cultural y estructural, basado en el respeto al Estado de derecho, defendiendo la estabilidad institucional y la búsqueda incansable del bien común.

4. Mientras el Perú muestra un crecimiento en términos macroeconómicos, esta realidad no se ha traducido en una mejora tangible en las condiciones de vida de muchos peruanos. La pobreza sigue siendo una realidad que nos flagela y nos interpela. Si el pueblo peruano sigue sometido al yugo de la pobreza, no podemos construir una sociedad más justa y en paz. Cuán vigente resulta la enseñanza del Papa San Pablo VI, que en su encíclica Populorum Progressio decía que “El desarrollo es el nuevo nombre de la Paz” (Nº 87).

5. Además, las familias y la sociedad peruana siguen angustiadas por la violencia, las extorsiones, la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Esta situación no puede seguir, urge superar las desigualdades que dividen a los peruanos y erradicar la cultura de la indiferencia que socava nuestra cohesión social. Estamos llamados a actuar para restaurar la esperanza en las familias, las comunidades y en nuestra nación, mediante un compromiso genuino con la educación, la salud, el diálogo y la promoción de una cultura de paz y reconciliación.

6. Nuestro país, bendecido por Dios con una extraordinaria riqueza en biodiversidad y recursos naturales, enfrenta también los efectos devastadores de su explotación desmedida y la falta de políticas sostenibles. Estos recursos, son una responsabilidad sagrada. Atentar contra ellos es una ofensa al Creador, a nuestra propia humanidad y al futuro de las generaciones venideras. Proteger los recursos que nos han sido confiados es un acto de justicia y amor hacia nuestra casa común y hacia nosotros mismos.

7. La Navidad nos trae, además de alegría, un permanente desafío: el mensaje divino de paz es un llamado constante para que el hombre sea un constructor de paz, promotor de desarrollo y agente de bienestar para toda la humanidad. Este reto, como nos enseña el Papa Francisco, no es solo ausencia de conflictos, sino un compromiso activo con la justicia y la verdad, es disposición para construir puentes en lugar de muros, porque no hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón.

8. En este desafío no estamos solos, Cristo nacido en Belén, camina con nosotros. Nuestra esperanza se funda en Él, encarnado y resucitado; por ello, invito a mirar hacia el futuro con esperanza firme, sanar las heridas de nuestra sociedad, aliviar el sufrimiento de los más pobres y vulnerables y respetar la dignidad humana en todos sus niveles, porque la Luz que ha venido al mundo vence las tinieblas del mal por más omnipotentes que parezcan.

9. El Papa Francisco nos ha convocado a iniciar en esta Navidad el año jubilar denominado “Peregrinos de Esperanza”, tiempo de gracia y reconciliación para celebrar la redención de Cristo en un mundo que sufre el flagelo de la guerra, las consecuencias de la pandemia y la crisis del cambio climático. Recordemos que la Encarnación nos trae el poder transformador de la esperanza que nos invita a impregnar de espíritu evangélico las estructuras sociales, económicas y culturales.

10. Que esta Navidad y el Año Nuevo nos conviertan en constructores de paz y reconciliación. Que en cada persona, en cada hogar peruano, en cada familia, el nacimiento de nuestro Salvador lleve alegría, felicidad y paz, e ilumine las decisiones y acciones que nos lleven hacia un Perú más justo y solidario.

Con mis mejores deseos de Paz y Bien. ¡Feliz Navidad y un Nuevo Año colmado de esperanza y progreso!

Trujillo, 23 de diciembre del Año del Señor de 2024

+ MIGUEL CABREJOS VIDARTE, OFM
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

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