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Este domingo 1 de mayo, Fiesta de San José Obrero y Día del Catequista en el Perú, se realizó la Misa de Envío de catequistas de la Arquidiócesis del Cusco, con una Santa Eucaristía presidida por Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo del Cusco, y donde les hizo entrega de los signos a cada joven representante de los grupos parroquiales, quienes se encargarán de impartir estas mismas enseñanzas a sus grupos de catequesis respectivos.

Participaron catequistas de las diversas decanaturas, quienes previamente recibieron una charla sobre el envío de catequistas en tiempo de los Apóstoles de Jesús y sobre, la tarea de los nuevos catequistas en la labor evangelizadora de hoy, actividad que estuvo organizada por la Comisión de Iniciación a la Vida Cristiana de la Arquidiócesis.

Mons. Richard Daniel inició su homilía, reconociendo que los catequistas jóvenes que llenan de aliento y de esperanza la misión de la Iglesia, y agradeció la seguridad que dan los jóvenes, a la gran responsabilidad que han recibido como colaboradores de los sacerdotes y párrocos, en la misión de enseñar en la Iglesia; también habló sobre la vocación del catequista y lo necesario que es para la formación de la fe, es un llamado del Señor, enriquecer este compromiso misionero.

Se quiso celebrar el día del catequista en el tiempo pascual, que abarca 50 días, es un tiempo para tomar conciencia de que sin un Cristo resucitado no hay Iglesia, la presencia de Jesucristo vivo y resucitado, es la base de la fe y de la Iglesia, Jesús acompaña a su Iglesia en todos los rincones del mundo, con la resurrección de Jesús a nacido la predicación y la catequesis.

Cuando Cristo aparece resucitado entre sus apóstoles, ellos son testigos, esa experiencia que tuvieron, hizo que lo compartieran con los demás y es nuestra misión anunciar y compartir, a través de esa misma experiencia, como los apóstoles la tuvieron, ahí nace la vocación de los catequistas, Jesús necesitaba de colaboradores con conocimiento de la experiencia de Jesús y esa experiencia hizo posible que pudieran acompañar y hacer formar la fe del pueblo de Dios.

Terminó su homilía diciéndoles a los catequistas, que el caminar de la Iglesia, hoy más que nunca se hace presente, han sido llamados para que lleven al mundo el anuncio de su resurrección y si Cristo ha resucitado, todo ha cambiado, y la reflexión que deben tener como catequistas es su experiencia con Dios, que Él los ha llamado por sus nombres, para ser formados como discípulos misioneros de Jesucristo.

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