Este año las celebraciones en honor a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo se vienen realizando en diversas partes de la Arquidiócesis de Arequipa, con una numerosa participación de devotos de la beata arequipeña. Pero, debido a las normas de bioseguridad decretadas por el Gobierno peruano, solo una parte de ellos está asistiendo al templo del Monasterio de Santa Catalina, mientras que otro grupo de fieles participa a través del fan page «Canonización Beata Sor Ana de los Ángeles» y del Arzobispado de Arequipa.
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Las celebraciones iniciarán este sábado 9 de enero con el rezo de la novena y la Misa conventual acompañada por el coro de la comunidad de madres dominicas, a partir de las 7 a.m. Las meditaciones sobre las virtudes de la Beata se realizarán a las 10 a.m. y nuevamente el rezo de la novena desde 6 p.m. En cuanto a la celebración de las vísperas, se llevará a cabo a las 6 p.m. y culminarán con la serenata virtual a las 7 p.m.
El domingo 10 a las 10 a.m., Mons. Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, presidirá la Misa de fiesta en el templo del Monasterio. A las 4 p.m. se llevará a cabo una peregrinación virtual a la celda de la Beata y la última Misa del día será a las 6 p.m.
Sobre Sor Ana de los Ángeles Monteagudo
Nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, sus padres fueron el español Sebastián Monteagudo de la Jara y la arequipeña Francisca Ponce de León. Desde muy pequeña sus padres la entregaron al monasterio de Santa Catalina para que las monjas le brindaran la primera educación católica, sin embargo, al terminar el referido tiempo de formación ella no quiso permanecer en casa de sus padres sino volver al monasterio.
Su fidelidad a Dios y a la regla del monasterio hicieron que, en el transcurso de los años, sor Ana fuese nombrada maestra de novicias y, más adelante, elegida priora del monasterio. Son conocidas su devoción de rezar por las almas del purgatorio, su celo por la evangelización de los indígenas y su generosidad con los menesterosos. Es sabido también que muchas personas doctas acudían a ella en busca de consejo. Su muerte, en el año 1686, fue ejemplar y conmovió a la ciudad. Fue beatificada por san Juan Pablo II en su visita a Arequipa el 2 de febrero de 1985.