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Por: Agustinos Recolectos

La ciudad de Chota estuvo de fiesta el sábado 15 de octubre, celebrando la ordenación episcopal de su nuevo pastor Mons. Víctor Emiliano Villegas, quien tomó posesión como nuevo Obispo de la Prelatura de Chota. El agustino recoleto fue ordenado en una multitudinaria y extensa celebración, en la que quedó marcado el cariño del nuevo prelado por el pueblo chotano.

Más de 7.000 personas participaron de esta ceremonia que tuvo lugar en la Plaza de Toros ‘El Vizcaíno’ de Chota para poder acoger a la multitud, llegada con globos y pancartas desde diferentes puntos de la Prelatura, encomendada a los Agustinos Recoletos, desde Cutervo a Cochabamba. También más de 100 sacerdotes, muchos de ellos agustinos recoletos, estuvieron presentes y concelebraron la eucaristía.

El nuevo obispo de Chota recibió la ordenación episcopal, siguiendo el ritual, de manos del Cardenal agustino recoleto José Luis Lacunza, junto a los obispos, también recoletos, Mons. Emiliano Cisneros y Mons. Fortunato Pablo, anteriormente prelados de Chota. Como indica el rito, recibió la imposición de manos, la consagración y la entrega de los atributos episcopales: el báculo y la mitra. Especialmente significativo fue el abrazo final con el resto de obispo y concretamente con Mons. Fortunato Pablo Urcey, quien le entrega la sede episcopal.

En el momento del ofertorio, fueron entregados como ofrendas el nombre de todas las parroquias de la Prelatura, ropajes típicos de la zona, una oveja o un rosario de globos, que el nuevo obispo soltó hacia el cielo.

Al concluir la eucaristía, Mons. Villegas entregó un ramo de flores a la Virgen Inmaculada, patrona de Chota. Había sido deseo expreso del obispo ordenado que la imagen original de la Patrona estuviera presente en la celebración. El prelado rezó en silencio ante la Virgen y le entregó el obsequio. Posteriormente recorrió el graderío para bendecir con agua bendita a los presentes.

«Ayudémonos los unos a los otros»

En sus palabras de acción de gracias, el nuevo obispo agradeció a su familia, a sus amigos y a sus «hermanos agustinos recoletos» su presencia y su ayuda. Asimismo, expresó su amor profundo por el pueblo de Chota. «Ustedes no aprenden de mí, yo aprendo de ustedes; todo lo que he aprendido se lo debo a ustedes», dijo.

Asimismo, mostró su deseo para la nueva etapa que comienza junto a la Prelatura de Chota: «Caminemos juntos, que nos ayudemos unos a otros». Es su intención, como indicó, «continuar con la labor de mis predecesores». «Yo no vengo a hacer nada nuevo, sino a continuar lo que ellos han empezado para mayor gloria de Dios», aseguró.

«Te entrego a este pueblo de Dios»

El Prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, Miguel Ángel Hernández, también expresó, al concluir la eucaristía, su alegría por este importante momento. «La historia de Chota y los Agustinos Recoletos -dijo- es una historia de amor y gratitud». En sus visitas a la prelatura peruana, afirmó haber comprobado «el cariño hacia los agustinos recoletos».

Dirigiéndose a Mons. Víctor Villegas, Miguel Ángel Hernández le encomendó la tarea de «construir una historia apasionante» con todos, laicos y sacerdotes. «Eres un hermano querido; te entrego a este pueblo de Dios, son las mejores manos». Devolviendo el encargo y dirigiéndose a los presentes, dijo «cuiden también de él».

«Está en nuestras manos la Iglesia de Dios»

En su homilía, el Cardenal José Luis Lacunza comenzó recordando la referencia que recientemente hizo el Papa Francisco al sermón de San Agustín sobre los pastores. El obispo de David (Panamá) afirmó en este sentido: Está en nuestras manos la Iglesia de Dios, que tiene un valor infinito». Esto, dijo, le hace tener escalofríos al recordarlo.

Sin embargo, animó a Mons. Villegas a fijarse en sus predecesores: “Tienes un espejo en los hermanos que te han precedido”. Asimismo, pidió para que “la Madre de la Consolación y el Buen Consejo te acompañe siempre”.

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