Al final de la Audiencia General de este miércoles 3 de junio, el Papa Francisco expresó su preocupación por la situación en los Estados Unidos, sacudido estos últimos días por una serie de disturbios sociales tras la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd, de 46 años de edad, durante su arresto en la ciudad de Minneapolis el pasado 25 de mayo.
«Queridos amigos, no podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana», dijo el Santo Padre. Al mismo tiempo, reconoció que «la violencia de las últimas noches es autodestructiva y provoca autolesión» y recalcó que «nada se gana con la violencia y mucho se pierde».
El Pontífice se unió en oración a la Iglesia de San Pablo y Minneapolis, y a todos los Estados Unidos, «por el alma de George Floyd y de todos los demás que perdieron la vida a causa del pecado del racismo».
«Rezamos por la reconciliación nacional y la paz que anhelamos. Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de América, interceda por todos los que trabajan por la paz y la justicia en su tierra y en el mundo. Dios los bendiga a todos ustedes y a sus familias», finalizó.