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Lima, Perú.

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El último fin de semana, alrededor de 200 jóvenes provenientes de la pastoral juvenil de las parroquias de la Arquidiócesisde Lima participaron del «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas», el primero de una serie de jornadas dedicadas a vivir la sinodalidad en la Pastoral Juvenil de todas las parroquias. Este evento tuvo como propósito renovar el itinerario catequético desde un nuevo programa que acompañe a los jóvenes en sus espacios vitales.

El Seminario Santo Toribio de Mogrovejo fue el lugar de acogida para los diferentes representantes juveniles de nuestra Iglesia de Lima, quienes se reunieron para plantear la elaboración de un «Programa Común de Iniciación Cristiana Juvenil».

En ese espíritu, Monseñor Carlos Castillo, quien lideró esta convocatoria, expresó su alegría por la amplia participación de los catequistas y jóvenes aspirantes. El prelado recordó la importancia de que este tipo de procesos se realicen sinodalmente, es decir, «caminando juntos, conversando y decidiendo juntos».

Al término del plenario, después de compartir los aportes y sugerencias de los representantes juveniles, todos los asistentes cantaron al pie de la Cruz: «Escucha Padre a tu pueblo: ¡Queremos la paz!»

Insertar la fe en el corazón de todas las realidades humanas.

El arzobispo de Lima explicó que, como Iglesia de Lima, tenemos la misión de «insertar la fe en el corazón de todas las realidades humanas», especialmente, en el caso del joven, que experimenta una serie de cambios y desafíos «que deben ser reflexionados a la luz del Evangelio».

Jesús nos enseña, con su propia experiencia, a ser seres humanos en el corazón de nuestra historia, para que demos testimonio de la alegría del amor de Dios.

«El Papa Francisco dice en la Christus Vivit que los sacramentos deben estar insertos en la vida de los jóvenes y deben responder a sus búsquedas, a sus necesidades, a sus problemas», reflexionó el obispo de Lima.

Trabajos grupales y plenario general.

El «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas» tuvo como protagonistas a los propios jóvenes, agentes pastorales y aspirantes a catequistas. Ellos se reunieron en varios grupos para abordar una serie de temas y problemáticas desde el método: ver – juzgar – actuar.

Fue así que se propuso reflexionar sobre la realidad de los jóvenes, sus dificultades e inquietudes. Después de una lluvia de ideas, los grupos juveniles meditaron cada tema a la luz de la Palabra de Dios. Posteriormente, se armó una propuesta por cada grupo y se presentaron las sugerencias hechas por los jóvenes en un plenario general.

Primeros frutos del plenario con los jóvenes.

Durante el plenario, los jóvenes manifestaron su preocupación por una gran diversidad de temas (valores, identidad, fe, salud mental, enamoramiento, redes sociales, familia, entre otros).

Uno de los representantes juveniles habló sobre la importancia de «constrastar el ejemplo de Cristo en nuestro día a día, para discernir los valores que me identifican como testimonio». También se resaltó la importancia de la oración como fuente de inspiración «para afrontar situaciones adversas» y «no caer en la desesperanza».

En otro momento, se hizo especial hincapié en los sentimientos de exclusión y rechazo que muchos jóvenes sienten por parte de la Iglesia. «¿Cuál debe ser nuestra actitud, como miembros de la Iglesia católica, con aquellas personas que piensan diferente?», se preguntaron.

La salud mental fue otro de los temas mencionados en el plenario juvenil. Se reconoce que hay serios problemas de soledad, depresión y autoestima. Por ello, es importante que los programas de catequesis recuerden que «Dios está presente en todas las circunstancias, acompañándonos en todo momento, sobre todo, en los malos. Nosotros debemos acompañar a los demás en su sufrimiento, en sus tristezas, siempre dando una luz de esperanza», se recalcó.

Jesús, con su Gracia eterna, nos permite levantarnos para poder salir adelante, mirar hacia adelante con esperanza.

Por otro lado, también se abordó el tema de las redes sociales y las herramientas digitales como «un instrumento de evangelización». Es importante que se fomente un buen uso de las redes sociales y se promueva una cultura del cuidado de la vida. «Si tu vida quieres cuidar, a desconocidos no debes agregar», resaltaron los jóvenes.

La familia también es un aspecto de relevancia en la comunidad de catequistas. Es sabido que las estructuras han cambiado, y esos cambios implican nuevos desafíos para convivir de forma armoniosa. Es importante aceptar la diversidad de familias e identificar posibles situaciones de violencia o maltrato dentro del hogar.

Todos los aportes del «Primer Encuentro de Jóvenes Catequistas» se consolidarán en un documento que sirva como instrumento para la renovación del itinerario catequético de las parroquias.

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