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La pandemia del COVID-19 está provocando mayor vulnerabilidad para la población migrante y refugiada que reside en nuestro país. El hambre, el desempleo, la falta de acceso a la salud, entre otros factores, vienen sacudiendo de forma drástica la situación de miles de inmigrantes en los últimos meses.

En este sentido, la Agencia de Noticias del Episcopado Peruano (ANCEP) conversó con el Padre Nivaldo Feliciano Silva, Secretario Ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana de la CEP, sobre esta lamentable realidad que afrontan nuestros hermanos migrantes y refugiados, así como la atención que viene brindando la oficina de la Pastoral de Movilidad Humana en temas de salud, trabajo, asesoría legal en medio de la pandemia.

– ¿Cómo afectó la pandemia de la COVID-19 a los migrantes y refugiados que viven en el Perú?

Ya son 07 meses que la pandemia del COVID-19 empezó a afectar a nuestro país, trayendo consigo numerosas pérdidas de vidas humanas, incluyendo a migrantes y refugiados, a nivel nacional.

De igual modo, nuestra economía se ha visto fuertemente impactada: en el trimestre abril-mayo-junio del presente año, la población ocupada del país disminuyó en 39,6%, que equivale a 6 millones 720 mil personas; en relación a igual trimestre del año anterior, ante la vigencia de la cuarentena establecida debido al COVID -19.[1]

Se suma a este difícil contexto, que nos encontramos viviendo la mayor crisis migratoria en la historia reciente del continente, más de 5 millones de ciudadanos venezolanos[2] se han visto forzados a dejar su país buscando refugio en los países de la región.

Alrededor de 829,708 venezolanos han llegado a Perú[3] de forma regular y existen 496,095 solicitudes de la condición de refugiado presentadas ante la Comisión Especial para los Refugiados del Ministerio de Relaciones Exteriores[4]. Nuestro país ocupa el segundo lugar en el mundo en cantidad de venezolanos residentes y el primero en cantidad de solicitantes de refugio venezolanos.

Cerca del 90% de la población venezolana en Perú se dedican a actividades económicas relacionadas con el comercio informal, sin contrato laboral ni acceso a la protección social o la seguridad social; la mayor parte de estas actividades no las han podido realizar debido a la cuarentena por el estado de emergencia.

El 96% vive en viviendas alquiladas y el 57,3% duerme en condiciones de hacinamiento (más de 3 personas por habitación)[5], muchos de ellos han sido víctimas de desalojos en distintas partes del país durante este tiempo de pandemia.

De igual forma, muchos vieron interrumpidos sus solicitudes de refugio, así como sus diversos trámites migratorios por la pandemia, desde mediados del mes de junio, estos servicios se han restablecido de forma virtual (solicitudes de refugio) y de forma mixta (virtual y presencial) en el caso de la Superintendencia Nacional de Migraciones.

Otro elemento importante a considerar es la salud mental, dado que el constante miedo, preocupación, incertidumbre y los factores de estrés en la población durante el brote de COVID-19 pueden tener consecuencias a largo plazo en las personas migrantes y refugiadas, dada su condición especial de vulnerabilidad.

En consecuencia, la situación económica y sanitaria para ellos y para sus familiares en Venezuela quienes se beneficiaban de las remesas que enviaban (66,5% de ellos enviaban remesas), se ha visto drásticamente afectada por los efectos de la pandemia del COVID-19.

Urge implementar estrategias que incluyan componentes de ayuda humanitaria (alimentos, medicinas, implementos de higiene y seguridad), así como iniciativas de emprendimiento laboral.

¿Cuál fue la reacción de la Pastoral de Movilidad Humana ante esta crisis sanitaria?

Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Peruana, como todos los organismos públicos y privados del país, tuvo que interrumpir su atención presencial, sin embargo, para seguir respondiendo a las necesidades de los migrantes y refugiados que iban en aumento, procedimos a implementar atenciones virtuales a través de las redes sociales, entrevistas telefónicas a través de la coordinación de proyectos y del Centro de Información y Orientación al Migrante Venezolano, quien se encarga de las entrevistas telefónicas, virtuales y del seguimiento de cada caso que recibimos. Gracias a estas medidas hemos podido atender desde inicio de la pandemia hasta fines de septiembre, a 729 personas migrantes y refugiadas.

En este tiempo de pandemia, las principales solicitudes que hemos recibido se han enfocado en: solicitud de alimentos, cambio de calidad migratoria, asesoría legal, solicitud de refugio, solicitud de carné de extranjería por condición de vulnerabilidad, acceso a seguridad sanitaria entre otras. Algunos casos han sido atendidos en coordinación con otras entidades como la Defensoría del Pueblo y la Superintendencia Nacional de Migraciones.

De igual modo, en este tiempo, reactivamos de forma constante la coordinación con equipos de movilidad humana de diversas Jurisdicciones Eclesiásticas del país, con la finalidad de conocer sus necesidades, compartir experiencias y coordinar acciones de apoyo conjuntas.

Asimismo, un aspecto importante que se desarrolló fue el poder brindar herramientas y espacios formativos para los equipos de pastoral de movilidad humana, es así que, durante los meses de junio y julio, desarrollamos el Ciclo de Conversatorios COVID-19 y la Movilidad Humana en Perú: distintas miradas, desafíos y oportunidades, como un espacio de formación y diálogo, compartiendo buenas prácticas en temas de migración y refugio. Participaron más de 200 personas de las diversas sesiones formativas, representantes de equipos de movilidad humana, Caritas, religiosos, religiosas, laicos, de ONGs, de diversos Ministerios del Estado, Instituciones de cooperación internacional, investigadores, así como los mismos migrantes y refugiados; de diversas partes del país, así como de Brasil, Argentina, Ecuador, Guatemala, México, Estados Unidos, Italia y Reino Unido.

Las ponencias estuvieron a cargo de representantes de la Defensoría del Pueblo, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana, la Superintendencia Nacional de Migraciones, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Perú y de «Ángeles de la salud», organización formada por médicos venezolanos residentes en Perú.

A pesar de las limitaciones, continuamos con la organización y celebración de la Semana Nacional del Migrante y del Refugiado, en torno al del 21 al 27 de septiembre de 2020, difundiendo el Mensaje del Santo Padre Francisco: “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”, así como materiales elaborados por nuestra oficina para esta ocasión. Organizamos un evento para realizar la presentación del Mensaje del Papa Francisco para esta Jornada que estuvo a cargo del Excmo. Mons. Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán y Presidente de la Red CLAMOR (Consejo Latinoamericano de Movilidad Humana y Refugio), participaron más de 80 personas en esta presentación.

Entre otras actividades de coordinación con instituciones del gobierno y organismos internacionales, las actividades que venimos realizando en el marco de la pandemia se enmarcan en: atención legal, asistencia humanitaria, formación y capacitación e incidencia y coordinación, que se enmarcan en los cuatro verbos que el Papa Francisco propone para la atención a migrantes y refugiados: acoger, proteger, promover e integrar.

Inauguración de la Semana del Migrante y Refugiado en Perú (2019).

¿De qué manera se brindó asistencia humanitaria a los migrantes y refugiados en este tiempo de pandemia?

Cuando empieza la pandemia por el COVID-19, teníamos dos proyectos, uno ya en ejecución con Manos Unidas y otro por empezar su implementación con The United States Conference of Catholic Bishops (USCCB), a través del Subcomité para la Iglesia en América Latina. Ante las restricciones impuestas por el Gobierno como medidas preventivas ante la pandemia, tuvimos que reorientar las acciones de ambos proyectos, gracias al apoyo de ambas entidades financiadoras.

Es así que, contando con el apoyo de la Asociación Misioneros de San Carlos Scalabrinianos y en coordinación con Jurisdicciones Eclesiásticas como Trujillo, Chiclayo y Lima, se pudieron alcanzar durante los meses de junio y julio a:

  • 1,300 personas en la Arquidiócesis de Trujillo y en la Diócesis de Chiclayo, a través de la entrega de 262 bolsas de alimentos.
  • 900 personas en la Arquidiócesis de Lima y en la Diócesis del Callao a través de la entrega de 300 bolsas de alimentos.

Durante los meses de agosto y septiembre a:

  • Más de 300 personas en la Arquidiócesis de Lima y en la Diócesis del Callao a través de la entrega de 110 cajas de alimentos.

Hacia fines de septiembre pudimos alcanzar aproximadamente a 2,500 personas migrantes y refugiadas con alimentos básicos para poder enfrentar la crisis económica que viven.

De igual modo, gracias al apoyo de Caritas del Perú, se logró atender a 92 personas venezolanas con el pago de sus trámites migratorios: tarifa de la cita, antecedentes policiales, judiciales, penales, impresión del CE, entre otras tasas; logrando la regularización migratoria de estas personas. 

También se realiza el acompañamiento espiritual y escucha, ya que el soporte espiritual y el tema de la salud mental son elementos que deben estar presentes en esta tarea y ser fortalecidos.

Finalmente quiero agradecer a la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Peruana por esta entrevista y terminar con las palabras del Papa Francisco en su Mensaje por la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2020: “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”, dice el Papa:

“Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (cf. Mt 25,31-46). Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido.”

Que cada uno de nosotros pueda encontrar a Jesucristo en la persona del migrante y refugiado en nuestro país. Gracias.


[1] Informe Técnico N°03 agosto 2020. Comportamiento de los indicadores del mercado laboral a nivel nacional. Trimestre abril-mayo-junio 2020. Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)

[2] 5,098,473. Información tomada de la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrante de Venezuela, R4V, coordinada por el ACNUR y la OIM, consultada el 07 de octubre de 2020.

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Condiciones de vida de la población venezolana que reside en Perú. Resultados de la encuesta dirigida a la población venezolana que reside en el país. ENPOVE 2018. Junio 2019.

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